El batizado, tradicionalmente, era el momento cuando el alumno novato juega al son del berimbau por primera vez. Esta ceremonia se realiza cuando, tras aproximadamente dos meses de entrenamiento, el alumno ya conoce los movimientos básicos y el mestre confía en su compromiso con la capoeira. Por eso Néstor Caoeira sostiene que, actualmente las fiestas donde se otorga a los alumnos las diferentes cordas o cordão se llaman erróneamente batizado, distorsionando así el significado histórico de esta ceremonia.
Dice Mestre Acordeón, que desde su batizado, el capoeirista empezará a evolucionar a través de diferentes etapas de desarrollo físico, mental y espiritual a medida que avanza y se esfuerza para conseguir un conocimiento integral de este arte. El trayecto a través de estos estadios de desarrollo será gradual y continuo. El progreso a través de los diferentes niveles no debe ser un intento neurótico de avanzar prematuramente o lanzarse a un entrenamiento excesivo y peligroso para alcanzar metas poco realistas, sino que debe ser un proceso natural que emane de la dedicación en el entrenamiento y de un sentimiento de bienestar en el arte.
Los capoeiristas deben entregarse plenamente en cada jogo, luchando continuamente para jugar más allá de esos puntos que él percibe erróneamente como sus límites. Las aparentes limitaciones, como la superioridad en conocimiento, edad, o inclusive experiencia del oponente no debe hacer que el capoeirista abandone su esfuerzo por alcanzar su máximo potencial. El trabajo duro, el ocasional dolor físico e inclusive anteriores fracasos tampoco deben desanimar al capoeirista, quien debe empezar cada nuevo juego con energía renovada.
Fuente: http://www.capoeiraabalou.com/
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